En estos casi dos años de Regidor han sucedido muchas cosas. Algunas con mucha carga de frustración, ya que desde fuera del Consistorio tenía conciencia de que se podía realizar una lucha más eficaz (incluso desde la oposición). Pero la cruda realidad es que la labor política está muy mediatizada por muchos elementos que la condicionan, y esto hace que la persona acostumbrada a la política de “barricada”, sabiendo que la lucha dentro de las instituciones no es ni clara, ni directa, ni inmediata, lo vea como una labor tortuosa, gradual, y que se dilata en el tiempo.
En estos dos años he intentado no sucumbir a la vanidad, y es un hecho que muchas personas que me rodean se han ido enterando de mi puesto político por otras personas o porque me han visto en los medios de comunicación local.
Pero en estos dos años de ocupar el puesto de Regidor ha habido dos o tres momentos puntuales que me ha dado una enorme alegría poder representar a mi ciudad. Uno fue a causa de la muerte de un afamado ciudadano con el que no había tenido mucho trato, no así mis suegros que lo tenían como amigo, un hombre bueno con una enorme cultura y que conocía como muy pocos las historias de Mataró. Por ello, y ante la escasez de condolencias, me puse escribir mi pésame que decía: “Descansi en pau aquest home bo, cristià sobretot, mataroní, català i espanyol”. Me puse muy contento de firmar con mi nombre y apellidos, y además haciendo referencia a mi puesto de Regidor. Era un hombre preocupado por nuestra ciudad y por su historia, a la que dedicó mucho tiempo. Creo que le hubiera hecho mucha ilusión que en su adiós, un cargo institucional cómo el que ocupo hubiera mostrado públicamente su gratitud y reconocimiento. En ningún momento quise realizar una valoración política de su pasado. Por suerte la transición había pasado página a nuestra trágica historia. Y eso si, para los que se empeñan en reabrir el pasado, digo lo mismo que Jesucristo: " los que estén libre de pecado que tiren la primera piedra. "
Otro momento en el que también me ha dado mucha alegría ser Regidor ha sido este mismo fin de semana, ya que he tenido la suerte de oficiar una celebración de matrimonio de unos amigos. Compartir la felicidad de los demás es muy grato, pero si además tienes la suerte de ser parte esencial del rito, de esa situación que hace que ese día sea distinto a los demás días, de la demás horas, pues es una alegría aún mayor. Ya sé, como me recordaba un amigo al salir del Ayuntamiento, que no soy sacerdote y que, como cristiano, el matrimonio es un sacramento, pero le recordé que el matrimonio es para todos, independientemente de su credo, una institución natural, como creyente sé además, que Dios la ama.
Ante este acontecimiento, me plantee que era necesario algo que se saliera del guión de leer los artículos 66,67 y 68 de Código Civil, y pedir el “sí”, a ambos cónyuges. Me plantee si buscaba algún párrafo del Banquete, o de Schopenhauer, pero no me convencía. Creo, sobre todo, en la felicidad y creo que la felicidad se escribe con minúscula, no con ensayos filosóficos. Tampoco me convencía caer en románticas poesías de Bécquer o Campoamor, o muchas de las letras de canciones que se han escrito. Prefería un texto sencillo, que hablara del amor real, del amor sereno. Y fue un amigo que me recordó un texto que había leído hace muchos años de Antoine de Saint-Exupéry, “Le petit Prince” que dice así:
“ - Tú no eres de aquí – arguyó la raposa-. ¿Qué andas buscando?
- Busco a los hombres – dijo el principito -. ¿Qué quiere decir ‘domesticar’?
- Busco amigos. ¿Qué significa ‘ domesticar ‘?
- Es algo harto olvidado – dijo la raposa -. Eso significa ‘ estrechar lazos ‘.
- ¿Estrechar lazos?
- Seguro – insistió la raposa-. Tú no eres todavía, para mi, sino un muchachito muy parecido a cien mil muchachitos más. Y yo no te necesito. Y tú tampoco me necesitas a mí. No soy para ti sino una raposa semejante a otras cien mil. Pero si tu me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí el único en el mundo... Yo seré para ti la única en el mundo...
- Empiezo a comprender – confesó el principito-. Hay una flor ... Creo que me ha domesticado...
- .... la raposa, no por eso dejó de insistir en su idea, añadiendo- :
- Mi vida es monótona. Cazo gallinas y los hombres me caza. Todas las gallinas se parecen a los hombres también. Me aburro un poco. Pero si tu me domesticas, mi vida será como bañada del sol. Conoceré un ruido de pasos que será distinto de los otros. Los otros pasos me hacen meter bajo tierra. El tuyo me llamará fuera del suelo, como una música. ¡ Y después, fíjate! ¿Ves allá abajo los campos de trigo?. Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¿Y eso es triste! Pero tú tienes los cabellos color de oro. ¿Entonces, será magnífico cuando me hayas domesticado! El trigo, que es dorado, hará que me acuerde de ti. Y adoraré el ruido del viento entre los trigales...
La raposa se calló y miró largo rato al principito....
... Al día siguiente regresó el principito.
- Hubiese sido mejor que vinieses a la misma hora – observó la raposa- Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres yo habré empezado a sentirme feliz. Cuanto más adelantes la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro, ya agitaré y me inquietaré, ¡presentiré la dicha! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré el momento de vestir de gala mi corazón... Los ritos son necesarios.
- ¿Qué es un rito? – preguntó el principito.
- También es otra cosa demasiado olvidada – explicó la raposa-. es aquello que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas. Hay un rito, por ejemplo, entre los cazadores. Bailan los jueves con las muchachas de la aldea. ¡Entonces, el jueves es maravillosos! ... Si los cazadores bailasen en cualquier momento, los días serían todos iguales. ....
- ... la raposa – Luego añadió -: Ve a ver las rosas de nuevo. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. ... yo te regalare mi secreto. ... Es muy sencillo: no se ve más que con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos.
El príncipe se fue a ver de nuevo las rosas.
- Ustedes no se parecen en dada a mi rosa-les dijo-. Ustedes no son nada todavía. Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son lo que era mi raposa. Una raposa semejante a otras cien mil raposas. Pero yo he hecho de ella mi amiga, y ahora es única en el mundo.
Y las rosas parecieron muy molestas. El siguió diciendo:
- Ustedes son hermosas, pero vacías. No se puede morir por ustedes. A decir verdad, un transeúnte vulgar creería que la rosa mía se les parece. Pero por sí sola es más importante que todas ustedes, puesto que es a ella a quien he regado. Puesto que es a ella a quien abrigué con un biombo. Puesto que es a ella a quien he matado las orugas. Puesto que es a ella a quien he escuchado quejarse, darse importancia, e inclusive, alguna vez, callarse. Puesto que es mi rosa. “
Suerte Juan Pedro y Dolors, y gracias por dejarme compartir con vosotros ése día, ésa hora de felicidad. Ése día distinto a los otros, ésa hora distinta a las demás.
En estos dos años he intentado no sucumbir a la vanidad, y es un hecho que muchas personas que me rodean se han ido enterando de mi puesto político por otras personas o porque me han visto en los medios de comunicación local.
Pero en estos dos años de ocupar el puesto de Regidor ha habido dos o tres momentos puntuales que me ha dado una enorme alegría poder representar a mi ciudad. Uno fue a causa de la muerte de un afamado ciudadano con el que no había tenido mucho trato, no así mis suegros que lo tenían como amigo, un hombre bueno con una enorme cultura y que conocía como muy pocos las historias de Mataró. Por ello, y ante la escasez de condolencias, me puse escribir mi pésame que decía: “Descansi en pau aquest home bo, cristià sobretot, mataroní, català i espanyol”. Me puse muy contento de firmar con mi nombre y apellidos, y además haciendo referencia a mi puesto de Regidor. Era un hombre preocupado por nuestra ciudad y por su historia, a la que dedicó mucho tiempo. Creo que le hubiera hecho mucha ilusión que en su adiós, un cargo institucional cómo el que ocupo hubiera mostrado públicamente su gratitud y reconocimiento. En ningún momento quise realizar una valoración política de su pasado. Por suerte la transición había pasado página a nuestra trágica historia. Y eso si, para los que se empeñan en reabrir el pasado, digo lo mismo que Jesucristo: " los que estén libre de pecado que tiren la primera piedra. "
Otro momento en el que también me ha dado mucha alegría ser Regidor ha sido este mismo fin de semana, ya que he tenido la suerte de oficiar una celebración de matrimonio de unos amigos. Compartir la felicidad de los demás es muy grato, pero si además tienes la suerte de ser parte esencial del rito, de esa situación que hace que ese día sea distinto a los demás días, de la demás horas, pues es una alegría aún mayor. Ya sé, como me recordaba un amigo al salir del Ayuntamiento, que no soy sacerdote y que, como cristiano, el matrimonio es un sacramento, pero le recordé que el matrimonio es para todos, independientemente de su credo, una institución natural, como creyente sé además, que Dios la ama.
Ante este acontecimiento, me plantee que era necesario algo que se saliera del guión de leer los artículos 66,67 y 68 de Código Civil, y pedir el “sí”, a ambos cónyuges. Me plantee si buscaba algún párrafo del Banquete, o de Schopenhauer, pero no me convencía. Creo, sobre todo, en la felicidad y creo que la felicidad se escribe con minúscula, no con ensayos filosóficos. Tampoco me convencía caer en románticas poesías de Bécquer o Campoamor, o muchas de las letras de canciones que se han escrito. Prefería un texto sencillo, que hablara del amor real, del amor sereno. Y fue un amigo que me recordó un texto que había leído hace muchos años de Antoine de Saint-Exupéry, “Le petit Prince” que dice así:
“ - Tú no eres de aquí – arguyó la raposa-. ¿Qué andas buscando?
- Busco a los hombres – dijo el principito -. ¿Qué quiere decir ‘domesticar’?
- Busco amigos. ¿Qué significa ‘ domesticar ‘?
- Es algo harto olvidado – dijo la raposa -. Eso significa ‘ estrechar lazos ‘.
- ¿Estrechar lazos?
- Seguro – insistió la raposa-. Tú no eres todavía, para mi, sino un muchachito muy parecido a cien mil muchachitos más. Y yo no te necesito. Y tú tampoco me necesitas a mí. No soy para ti sino una raposa semejante a otras cien mil. Pero si tu me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí el único en el mundo... Yo seré para ti la única en el mundo...
- Empiezo a comprender – confesó el principito-. Hay una flor ... Creo que me ha domesticado...
- .... la raposa, no por eso dejó de insistir en su idea, añadiendo- :
- Mi vida es monótona. Cazo gallinas y los hombres me caza. Todas las gallinas se parecen a los hombres también. Me aburro un poco. Pero si tu me domesticas, mi vida será como bañada del sol. Conoceré un ruido de pasos que será distinto de los otros. Los otros pasos me hacen meter bajo tierra. El tuyo me llamará fuera del suelo, como una música. ¡ Y después, fíjate! ¿Ves allá abajo los campos de trigo?. Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¿Y eso es triste! Pero tú tienes los cabellos color de oro. ¿Entonces, será magnífico cuando me hayas domesticado! El trigo, que es dorado, hará que me acuerde de ti. Y adoraré el ruido del viento entre los trigales...
La raposa se calló y miró largo rato al principito....
... Al día siguiente regresó el principito.
- Hubiese sido mejor que vinieses a la misma hora – observó la raposa- Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres yo habré empezado a sentirme feliz. Cuanto más adelantes la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro, ya agitaré y me inquietaré, ¡presentiré la dicha! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré el momento de vestir de gala mi corazón... Los ritos son necesarios.
- ¿Qué es un rito? – preguntó el principito.
- También es otra cosa demasiado olvidada – explicó la raposa-. es aquello que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas. Hay un rito, por ejemplo, entre los cazadores. Bailan los jueves con las muchachas de la aldea. ¡Entonces, el jueves es maravillosos! ... Si los cazadores bailasen en cualquier momento, los días serían todos iguales. ....
- ... la raposa – Luego añadió -: Ve a ver las rosas de nuevo. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. ... yo te regalare mi secreto. ... Es muy sencillo: no se ve más que con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos.
El príncipe se fue a ver de nuevo las rosas.
- Ustedes no se parecen en dada a mi rosa-les dijo-. Ustedes no son nada todavía. Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son lo que era mi raposa. Una raposa semejante a otras cien mil raposas. Pero yo he hecho de ella mi amiga, y ahora es única en el mundo.
Y las rosas parecieron muy molestas. El siguió diciendo:
- Ustedes son hermosas, pero vacías. No se puede morir por ustedes. A decir verdad, un transeúnte vulgar creería que la rosa mía se les parece. Pero por sí sola es más importante que todas ustedes, puesto que es a ella a quien he regado. Puesto que es a ella a quien abrigué con un biombo. Puesto que es a ella a quien he matado las orugas. Puesto que es a ella a quien he escuchado quejarse, darse importancia, e inclusive, alguna vez, callarse. Puesto que es mi rosa. “
Suerte Juan Pedro y Dolors, y gracias por dejarme compartir con vosotros ése día, ésa hora de felicidad. Ése día distinto a los otros, ésa hora distinta a las demás.