Dejando el tema de fondo, que es que el único que tiene potestad para realizar una boda en el Ayuntamiento es el Alcalde, y los demás actuamos en delegación suya, y por tal el protocolo lo marca él. Y cómo tal hay que pedirle permiso. Y en mi caso cometí el error de no considerar relevante la forma en el vestir, que es lo que ha causado un cierto desencuentro. Para la próxima vez antes pediré permiso para ver si se me homologa la corbata, un posible pin, distinto al del Consistorio, o lo que sea. Es lo que me ha comunicado mi portavoz de grupo municipal: quién manda es el Alcalde.
Dejando de lado el tema protocolario y los errores formales, existen otro tema muy importante y que creo que no puedo dejar pasar la ocasión de comentarlo. No podemos obviar que la causa fundamental del revuelo mediático, ha sido por utilizar una cinta con los colores de la bandera nacional.
Dejando de lado el tema protocolario y los errores formales, existen otro tema muy importante y que creo que no puedo dejar pasar la ocasión de comentarlo. No podemos obviar que la causa fundamental del revuelo mediático, ha sido por utilizar una cinta con los colores de la bandera nacional.
Ya hace tiempo, y con ocasión de otra pequeña controversia que se suscitó a causa de que trascendió el hecho de que quería acudir a la celebración de la Fiesta Mayor con un brazalete, y que quedó en un cambio de impresiones dentro del nuestro mismo grupo de concejales, que me hicieron comprender que si había incidentes los culpables seríamos nosotros porqué los medios de comunicación venderían nuestra actitud como una provocación. Pero este hecho trascendió y se desató una cierta polémica. Recuerdo que un prohombre de la Esquerra Republicana con el que tengo relación profesional, me intentaba convencer días después que la enseña nacional no es una bandera normal y que estaba necesariamente vinculada al franquismo, a la represión y a no sé cuántos males. Que esto lo defendiera un prohombre del independentismo, es consecuente. Que los medio de comunicación del independentismo se subleven contra la normalidad de una bandera que representa la concordia, las libertades, y un marco común de participación política, es consecuente. Que los que no somos independentistas nos quedemos con los brazos cruzados, que demos la callada por respuesta, pidamos perdón por haber turbado la paz de los cementerios, o más grave: que intentemos camuflarnos en el paisaje no vaya a ser que nos caiga encima la jauría mediática, para mi no es de recibo.
Existe multitud de problemas que interesa más a la ciudadanía: la crisis, las plazas escolares ... etc. El Partido Popular siempre ha hecho hincapié en la gestión de lo cotidiano, en solucionar los problemas reales que de verdad interesan al ciudadano. Y yo esta óptica la comparto totalmente. ¿Pero esta política debe hacer olvidarnos de realizar un discurso identitário? ¿Acaso debemos renunciar a la defensa de los valores que compartimos, como la defensa de la nación española, los derechos de las personas, la iniciativa privada, o los valores del humanismo cristiano por ejemplo? Mi respuesta es NO.
¿Que debemos hacer respecto a la bandera? algunos compañeros plantean, entre la estupidez y la pusilanimidad, que debemos utilizarla sólo en los actos y reuniones entre nosotros, pues hacerlo fuera puede ocasionar malos entendidos, o ser directamente una provocación.
Yo no comparto en absoluto este planteamiento. Es una tarea prioritaria reivindicar la bandera como símbolo de nuestra nación, desvinculándola de la pasada dictadura, porque en la vida de nuestra enseña, desde 1785 hasta ahora han pasado dos siglos, y cuarenta años sobre dos siglos no es ni un veinte por ciento de ese periodo. Además de que fue un rey ilustrado de enorme prestigio como Carlos III su precursor (aunque fuera como estandarte para la armada). Y como símbolo nacional, fue un icono de la modernidad y el liberalismo frente al absolutismo.
Por ello, porque es plenamente defendible, es por lo que conmino a todos, en especial a los que ocupan cargos públicos, a luchar por la normalización. Es una gravísima anormalidad que un concejal ocupe la portada de un diario por lucir una cinta con los colores de la enseña nacional, esto no sucedería en ningún país, ni en Francia, ni en Portugal, ni en Italia, es que no sucedería ni en Senegal, ( ni se me ocurre en qué país de África pueda pasar).
Toda lucha por normalizar una realidad supone un cierto nivel de conflictividad. La lucha del pueblo catalán por normalizar la Senyera, o el afroamericano para ocupar puestos hasta hacía poco reservados a los blancos, tuvo su dificultad y su conflictividad, pero no por ello renunciaron a hacerlo. Tampoco nosotros debemos renunciar a ello. Un internauta que entró en mi blog vinculado mi comportamiento a comportamientos fascistas, y radicales. Le contesté muy sencillamente: al final de lo que se trata es de que muchos sean conscientes que entre nosotros los mataroneses, y por extensión los catalanes, hay muchos ciudadanos que se sienten al mismo tiempo catalanes y españoles a la vez. Y que ello no presupone ni que sean de derechas, ni que voten al Partido Popular.
Existe multitud de problemas que interesa más a la ciudadanía: la crisis, las plazas escolares ... etc. El Partido Popular siempre ha hecho hincapié en la gestión de lo cotidiano, en solucionar los problemas reales que de verdad interesan al ciudadano. Y yo esta óptica la comparto totalmente. ¿Pero esta política debe hacer olvidarnos de realizar un discurso identitário? ¿Acaso debemos renunciar a la defensa de los valores que compartimos, como la defensa de la nación española, los derechos de las personas, la iniciativa privada, o los valores del humanismo cristiano por ejemplo? Mi respuesta es NO.
¿Que debemos hacer respecto a la bandera? algunos compañeros plantean, entre la estupidez y la pusilanimidad, que debemos utilizarla sólo en los actos y reuniones entre nosotros, pues hacerlo fuera puede ocasionar malos entendidos, o ser directamente una provocación.
Yo no comparto en absoluto este planteamiento. Es una tarea prioritaria reivindicar la bandera como símbolo de nuestra nación, desvinculándola de la pasada dictadura, porque en la vida de nuestra enseña, desde 1785 hasta ahora han pasado dos siglos, y cuarenta años sobre dos siglos no es ni un veinte por ciento de ese periodo. Además de que fue un rey ilustrado de enorme prestigio como Carlos III su precursor (aunque fuera como estandarte para la armada). Y como símbolo nacional, fue un icono de la modernidad y el liberalismo frente al absolutismo.
Por ello, porque es plenamente defendible, es por lo que conmino a todos, en especial a los que ocupan cargos públicos, a luchar por la normalización. Es una gravísima anormalidad que un concejal ocupe la portada de un diario por lucir una cinta con los colores de la enseña nacional, esto no sucedería en ningún país, ni en Francia, ni en Portugal, ni en Italia, es que no sucedería ni en Senegal, ( ni se me ocurre en qué país de África pueda pasar).
Toda lucha por normalizar una realidad supone un cierto nivel de conflictividad. La lucha del pueblo catalán por normalizar la Senyera, o el afroamericano para ocupar puestos hasta hacía poco reservados a los blancos, tuvo su dificultad y su conflictividad, pero no por ello renunciaron a hacerlo. Tampoco nosotros debemos renunciar a ello. Un internauta que entró en mi blog vinculado mi comportamiento a comportamientos fascistas, y radicales. Le contesté muy sencillamente: al final de lo que se trata es de que muchos sean conscientes que entre nosotros los mataroneses, y por extensión los catalanes, hay muchos ciudadanos que se sienten al mismo tiempo catalanes y españoles a la vez. Y que ello no presupone ni que sean de derechas, ni que voten al Partido Popular.
Me ha realizado una entrevista el periodista Xavier Rius para e-noticies si estais interesados en visualizarla aquí tenéis el link
http://politica.e-noticies.cat/cal-reivindicar-la-bandera-espanyola-29013.html